domingo, 13 de enero de 2013

ROCK THE NATION – ESSLINGEN AM NECKAR (GERMANY) – 18 JUNIO 2011

(Texto publicado en La Olla Music Rock Magazine nº: 43)

Algunas veces, resulta verdaderamente complicado dejar escapar la oportunidad de ver en directo a una de esas bandas que a uno le han marcado la vida. Y me refiero sobretodo, a esas míticas formaciones que probablemente, en más de una ocasión, habríamos aceptado con total resignación la imposibilidad de disfrutar jamás sobre un escenario. Aquí en España el solo hecho de pensar en reunir en un mismo cartel a cuatro “gigantes” como JOURNEY, FOREIGNER, KANSAS y NIGHT RANGER, resulta casi una utopía, pero afortunadamente, en otros puntos geográficos de Europa, lo que en nuestra tierra es inviable, allí es realidad, y un sueño cumplido para muchos de nosotros.
La gira, además de por Alemania, también pasaría por otros países como Inglaterra, Irlanda, Bélgica, Italia, Suiza… y se ha presentado en todos esos lugares como una gira compartida por Journey (con su reciente álbum “Eclipse” recién estrenado) y Foreigner, probablemente las dos bandas más grandes e importantes que ha dado el A.O.R. en toda la historia del género.

Y a semejantes pesos pesados, se unirían (dependiendo de la ciudad), otras bandas de igual categoría y grandeza como Styx, en Inglaterra, o en este caso, los legendarios Kansas y los tremendos Night Ranger.

El pintoresco pueblo de Esslingen sería nuestro destino, una pequeña población de poco más de noventa mil habitantes, a unos diez kilómetros al suroeste de Stuttgart. Llegamos a eso de las 10:30, con tiempo de sobra para conocer el lugar, recorrer sus calles medievales, o admirar sus casas de piedra con tejados de madera… pero también, ¿por qué no? para degustar tranquilamente su gran variedad de cervezas de nombres impronunciables! El concierto se iba a realizar en una pista de hielo a las afueras del núcleo urbano, un camino al que se accedía perfectamente a pie dando un paseo al borde del río Neckar, rodeados de naturaleza y aire puro. El recinto llamado “RICHARDHIRSCHMANN EISSTADION” era una especie de pabellón, cubierto pero abierto en su perímetro, y de unas dimensiones quizá algo reducidas para un evento de estas características, aunque finalmente acabaría resultando ideal para tal efecto.

A las seis de la tarde daba comienzo el espectáculo de la mano de NIGHT RANGER, y no fue hasta ese preciso momento en el que me di cuenta de lo que estaba a punto de suceder. Y es que a menos que seas de los E.E.U.U. o de Japón, difícilmente podrás decir haber visto a Night Ranger!! Sonaba el riff de “Midnight madness” y la locura y la emoción se apoderaron de mi persona, permaneciendo en estado de éxtasis ya hasta el final de la noche.
“Sing me away”, “When you close your eyes”, “Don’t tell me you love me”… una tras otra, fueron descargando todas esas auténticas joyas del rock melódico. Tan sólo harían un inciso con “Growin’ up in California”, el single de su último álbum. El resto, clásicos, eso sí, pertenecientes a los dos primeros discos. Pero, ¿acaso alguien puede poner alguna pega a éxitos como “Sister Christian”, o “(You can still) Rock in America”…? Sinceramente, no. Brad Gillis demostró ser un guitarrista asombroso, pero también cabe destacar la buena labor del nuevo fichaje Joel Hoekstra, supliendo con creces el vacío dejado por Jeff Watson. Además, el percance que días atrás sufriera el carismático Jack Blades en el primer concierto de la gira (una rotura de ligamento en una pierna), no le dejó secuela alguna, y tocó de pie sin ningún tipo de dificultad. Por lo que el único aspecto negativo del show de los americanos sería la corta duración del mismo, aunque la verdad es que no podíamos quejarnos.

Acto seguido, KANSAS subirían al escenario. La banda de Topeka comandada por el talentoso Steve Walsh pareció ser especialmente bien recibida por el público alemán, que ovacionaba constantemente a estos veteranos del rock clásico, cuya primera referencia se remonta a 1974. “Magnus Opus” para empezar, seguida de la grandiosa “The point of no return”, supondrían un inicio grandilocuente y majestuoso en el que demostraron una calidad extraordinaria de forma. De la misma manera seríamos hipnotizados con temas más olvidados como “Hold On”, u otros excesivamente radiados como su famosísimo “Dust in the wind”, que emocionó a todos los allí presentes como era de suponer, aunque a mi particularmente siempre me ha dado cierta rabia que una gran mayoría tan solo conozca a esta gran banda por esa dichosa balada, y pase por alto el excelente material del resto de su catálogo.

Fue muy de agradecer que echaran mano a uno de los temas de su faceta más A.O.R, el “Fight fire with fire” de su “Drastic measures” del 83 (de la época en la que tenían como frontman a John Elefante). Todo un momentazo de auténtico lujo que daría paso a un final de altura con una obra maestra del rock como “Carry on Wayward son”, ¡casi nada!

Nos encontrábamos en el epicentro del festival, y la segunda mitad era de vértigo! FOREIGNER aparecieron sobre las tablas ¡y de qué manera…! “Double vision”, “Head games”, o “Cold as Ice” nos hicieron gozar hasta cotas inimaginables ¡vaya comienzo! Y si había alguien que pensara que el señor Lou Gramm era insustituible, probablemente cambiaría radicalmente de opinión después de ver a un vocalista de la talla de Kelly Hansen, todo un portento poseedor de una voz de oro, y que en directo se crece aún más. Espectacular sería la palabra para describir la grandeza del ex Hurricane, menudo animal del escenario.
El resto de la banda mostró un nivel que rayaba la perfección, empezando por el líder Mick Jones, un genio que ha sabido dirigir convenientemente a Foreigner por la buena dirección, y cuya guitarra hizo vibrar a todo el estadio a través de las incontables obras maestras que conforman su repertorio. Hablo de “Waiting for a girl like you” o “Starrider”, con un solo estremecedor del gran maestro. La noche estaba que ardía, y no había para menos, “Feel like the first time” o “Urgent” son maravillas que no pueden dejar a nadie indiferente. Y ya en su recta final una auténtica canción de amor como “I want to know what love is”… sin palabras. Aunque terminarían de manera bastante mas enérgica, reservando nada más y nada menos que “Hot blooded” y “Juke Box hero”. Después de haber visto todo esto, la sensación de satisfacción no podía ser mayor, y resultaba increíble pensar que los siguientes en pisar las tablas iban a ser los mismísimos JOURNEY.

Y demostrando querer ir a por todas, sabiendo lo caliente que estaba el público, debían echar toda la carne en el asador. Y vaya si lo hicieron, “Separate Ways” ¡para empezar! Menuda manera de abrir fuego.
Los teclados de Jonathan Cain daban paso a otro corte magistral como “Ask the lonely”, y acto seguido arremeterían con “City of hope”, el bien elegido single de su flamante nuevo álbum “Eclipse”. De ese recién estrenado disco tan sólo caerían dos temas, el resto clásicos como “Lights”, “Wheel in the sky”, o “Mother, father” cantada por el extraordinario batería Deen Castronovo, que además de un poderoso instrumentista es un gran vocalista dotado con una voz privilegiada. Pero para voces, la del último en subirse al barco de Journey, el filipino Arnel Pineda.

Es verdaderamente sensacional como se ha adaptado al grupo este hombre, con un registro espectacular de corte muy parecido al añorado por muchos Steve Perry, pero con su propia personalidad. En los discos está a la altura de las circunstancias, pero al verlo en vivo a uno le queda claro que también anda bien sobrado en ese terreno. Como punto negativo habría que destacar que la banda de San Francisco no gozó precisamente del mejor sonido, al menos no del que cabía esperar. Quizá estuvieron a un volumen un tanto más elevado, y eso les hizo perder algo de definición y claridad en su actuación. Aunque ese pequeño detalle no ensombrecería ni mucho menos su grandeza al interpretar piezas mágicas como la super balada “Faithfully”, capaz de enamorar a quien la escuche. Neal Schon, pese a no ser un guitarrista que se mueva en exceso, cumplió su cometido con creces y se erigió como ese gran músico que siempre ha demostrado ser, su genuino estilo y personalidad son inconfundibles, y en temas como “Be good to yourself” dio buena muestra de su habilidad a las seis cuerdas, de su clase y actitud. Y el final se aproximaba (por más que nos doliera…), y tal y como era de imaginar guardaron en la recamara dos auténticos hits en potencia como “Any way you want it” y “Don’t stop believin’”, una buena manera de poner fin a una jornada inolvidable del mejor y mas mágico A.O.R. que se haya hecho jamás… aunque uno siempre se quede con ganas de escuchar tal o cual canción, lo cierto es que no se puede contentar a todo el mundo. Pero haciendo referencia a precisamente el último tema de la noche, lo mejor que podíamos hacer era no dejar de creer… Porque a veces, por imposible que pueda parecer, los sueños terminan haciéndose realidad.
Xavi Méndez

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