viernes, 18 de enero de 2013
UNRULY CHILD “Unruly Child” (1992) – Atlantic
(Texto publicado en La Olla Music Rock Magazine nº: 42)
Probablemente ahora mismo haya mas de un lector de esta revista que se encuentre sorprendido al verme reseñar un álbum registrado fuera de los gloriosos 80’s. Pues bien, si echáis cuentas veréis que el disco en cuestión tiene mas que cumplida la mayoría de edad, nada mas y nada menos que dieciocho años que le otorgan todos los derechos para recibir un merecido trato de clásico. Y si a eso le sumamos que estamos hablando de una de las obras maestras del rock melódico, pues ya poco mas hay que decir.
Para todo fiel seguidor del A.O.R. este disco ocuparía con toda seguridad, un lugar preferente en cualquier listado de recomendaciones. Y hay varias razones para ello; una de las principales sería la presencia de uno de los vocalistas mas valorados, queridos y respetados del género, Mark Free.
La trayectoria de Mark ya arrastraba una intachable reputación gracias a maravillosos álbumes con bandas de escándalo como KING COBRA o SIGNAL, toda una muestra de su poderío vocal, su personalísimo registro y su extraordinario talento.
Pero eso no era todo, a semejante frontman se unía la calidad compositiva de dos genios como Guy Allison a los teclados, y Bruce Gowdy (Stone Fury) a las guitarras. Una unión que se completaba con un batería de la categoría de Jay Schellen (Stone Fury, Hurricane…), y con el experimentado Larry Antonino al bajo.
Y por si todas esas razones fueran pocas, a aquella concentración de genios se sumaba otra pieza importantísima, la persona principal responsable entre otras cosas de la extrema calidad sonora de esta obra de arte: el señor Beau Hill, todo un mago de la producción, con un curriculum que ya entonces echaba para atrás. Entre otros, este gurú del sonido aportó su visionaria y efectiva panorámica a grandes álbumes de artistas de la talla de WINGER, EUROPE, RATT, ALICE COOPER, WARRANT…
Por otro lado, el hecho de que este “Unruly Child” apareciese en una época en la que el Grunge estaba acabando con lo poco bueno que nos quedaba, no hace mas que engrandecer su importancia y valor. Quizá no funcionó lo bien que debiera, pero de lo que no me cabe duda es de que su contenido era un absoluto diamante, brillante y reluciente. Y el principal problema fue que en aquél tiempo parecían no estar de moda los diamantes, que le vamos a hacer…!
Pero afortunadamente siempre hay quien sabe valorar una joya, y no son pocos los que han mantenido vivo el recuerdo de esta irrepetible formación elevándolos a un status que muy pocos alcanzan, convirtiéndolos casi podría decirse en leyendas.
De principio a fin, este es un disco al que ni le sobra ni le falta absolutamente nada, en el que los doce cortes que ofrece, demuestran variedad al mismo tiempo que cohesión y coherencia, y en el que bordaron unos temas redondos y perfectos que de haberse editado unos años antes, bien pudieran haber sonado hasta la infinidad en las radios de medio mundo.
Uno de los temas mas laureados y amados por los fanáticos de Unruly Child siempre será el tremendo “Who cries now”, que a título personal yo situaría entre mis favoritas de todos los tiempos, y cuya audición recomendaría a cualquiera que no sepa y quiera saber de que va esto del A.O.R.
Aunque os aseguro que es bien difícil quedarse con solo una cuando se reúnen en un único disco tantas y tantas maravillas, como la preciosa balada “To be your everything”, “When love is gone” o “Is it over”, por citar tan solo algunas de mis predilectas.
Se trata de un álbum que cabalga a medias entre el buen Hard Rock en piezas como “On the rise” o “Take me down Nasty”… y el lado mas puramente A.O.R., mas elegante, (como el de las antes citadas). Y creedme que no es fácil hacerlo con un resultado tan exquisito como éste.
Lamentablemente, Mark Free acabaría abandonando al grupo, y Unruly Child perdió una parte importantísima de su magia. Y a pesar de que grabaron un buen segundo disco con la voz de Kelly Hansen en 1998, no consiguieron subir el escalón necesario. Y el bastante flojo tercer disco con el que presentaron a Phillip Bardowell (UCIII) en 2003 como nuevo vocalista, tampoco ayudó demasiado…
Pero la fortuna está del lado de todos los que veneramos este sagrado álbum, pues la formación original está de vuelta, y han grabado este mismo año un nuevo disco gracias al sello especializado FRONTIERS.
Tan solo hay una diferencia con respecto a lo que concierne al line up…
Y es que resulta que Mark ya no es Mark, ahora es Marcie, es decir, una mujer. Es fácil que penséis que ese cambio de sexo haya podido variar de alguna manera su registro y tono para cantar, pero os aseguro que nada mas lejos de la realidad.
Su voz suena exactamente igual que antaño, y el grupo ha recuperado personalidad y su añorada magia inicial; si os queda alguna duda solo tenéis que haceros con este nuevo asalto titulado “Worlds Collide” y comprobarlo. Y si me dais la razón tan solo os pido un favor, que crucéis los dedos junto a mí y penséis para vuestros adentros con toda la fuerza posible:
Que vengan, que vengan, que vengan, que vengan…
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RED DAWN “Never Say Surrender” (1994)
(Texto publicado en La Olla Rock Fanzine nº: 44)
Sería verdaderamente injusto por mi parte que un disco como este no figurara en esta página, pues mas allá de analizar tal o cual LP, mi principal cometido es dar a conocer álbumes que considero esenciales en la cultura del buen melómano; y éste “Never Say Surrender” de Red Dawn, se encuentra claramente en la primeras posiciones de lo que catalogaríamos sin titubear como: “joyas básicas”/ “masterpieces”/“compra o muere”… En fin, podéis llamarlo como queráis siempre y cuando tengáis bien claro que este discazo se encuentra en ese pequeño y selecto grupo de genialidades.
Es muy fácil identificar uno de esos tesoros, lo sabrás a la primera escucha. Pongamos que estás distraído con cualquier tontería (e incluso con algo tremendamente importante), o que alguien te está hablando y de repente te das cuenta que no has entendido nada de lo que te ha dicho en los últimos seis minutos. Pues eso es cosa de la magia hipnotizante de esas músicas, de ese LP que tenías de “fondo” pero que no te permitía prestar atención a absolutamente nada más que a él, y que a través de su maravillosa y envolvente melodía cautivadora te está diciendo: Hola, soy uno de esos discos amigo/a! Y exactamente eso es lo que me sucedió la primera vez que escuché esta bendita grabación, y me consta que no soy el único, pues es bien sabido que este disco es casi como el santo grial para los mas eruditos de la escena melódico roquera.
Grabado en el avanzado año 94, pero con la clase y elegancia propias de la década ochentera; este “Never Say Surrender” sería el único legado que Red Dawn dejaría para el gozo de las generaciones venideras (a excepción de los pobres ignorantes que son capaces de vivir al margen de algo tan grande como el rock, claro). El principal artífice de esta obra fue el señor David Rosenthal, que como todos sabréis fue el teclista que llevaba Rainbow en discos históricos como “Straight Between the Eyes” o “Bent Out of Shape”, y que también formó parte de los Whitesnake de Mr. Coverdale en aquél inolvidable “Slip on the Tongue” del 89.
David se supo rodear bien, y para esta nueva aventura contó con gente como Chuck Bürgi (Rainbow) a la batería, o el mercenario del bajo, Greg Smith, que a lo largo de su carrera a formado parte de entre otros: Ted Nugent, Alice Cooper, Dokken, Rainbow, Axxis, Vinnie Moore, Blue Oyster Cult… La banda se completaba con Larry Baud, el ex vocalista de Network, otra excelente banda perdida en el olvido… y como guinda para el pastel, un guitarrista al mas puro estilo “héroe de la guitarra”: Tristan Avakian, que quizá nadie le recuerde porque se ha mantenido bastante alejado del rollo mas rock. (Como curiosidad, debéis saber que grabó un disco con Celine Dion que contiene el single que mas tiempo a permanecido en el numero uno en los USA, nada mas y nada menos que 16 semanas!).
Se dice por ahí, que en un principio el puesto de vocalista lo iba a ocupar Mitch Malloy, pero por alguna razón, al final no fue así; no obstante se debe mencionar ese detalle, pues cuatro de las diez canciones incluidas en este plástico están co-escritas por el famoso rubio. El inicial “Flyin’ High”, es un tema rompedor con un gran trabajo de teclado y guitarras y con un Larry Baud que en ocasiones puede recordarte al mejor Graham Bonnet. “Liar” es otro pelotazo extraordinario, pero mi gran debilidad de este disco siempre ha sido “Promises”, un medio tiempo de esos que cualquiera daría un brazo por componer, y que junto a la otra “lenta” del plástico, “Take these Chains”, debería hacer florecer el lado mas romántico de aquél que las escuche, aunque éste fuera mas malo que Gadafi.
En definitiva, esta joya del hard rock de los noventa no tiene ni un solo tema malo, está clarísimo que se trata de uno de esos discos extraordinarios de los que os hablaba al principio, tan solo escucha hits como “Christine” o “She’s on Fire”… ¿Aún te queda alguna duda? Quizá tengas un problema entonces.
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ENTREVISTA: KANE ROBERTS
(Entrevista publicada en La Olla Rock Fanzine nº: 45)
Uno de los grandes guitarristas de la década de los 80 fue sin duda, Kane Roberts, nacido como Robert William Athas en Newton, Massachusetts.
Kane saltó a la fama gracias a su paso por la banda del legendario Alice Cooper a mediados de los años ochenta, otorgando al grupo de Vincent Fournier un sonido mucho mas Hard & Heavy, y encarrilándolo hacia la que para muchos fue la mejor época de Alice, y que por aquél entonces venía de atravesar un periodo de altibajos, discos flojos y ciertos problemas con el alcohol…
Tras su marcha, la carrera de Mr. Cooper alcanzaría su etapa mas gloriosa, editando discos exitosos y millonarios en ventas como “Trash” (1989) o “Hey Stoopid” (1991), para el primero de los cuales aún colaboraría Kane, en el tema “Bed Of Nails”.
Roberts grabaría “Constrictor” en 1986, y “Raise Your Fist And Yell” publicado al año siguiente. Dos grandes LP’s (mas sus respectivas giras), donde dejaría su personal huella, y que mostraban claramente que Kane Roberts era mucho mas que un musculado guitarrista empuñando una guitarra con forma de ametralladora y disparando fuego en espectaculares performances sobre los escenarios. Kane era puro talento! Y el simple hecho de que pesos pesados de la industria como Bob Ezrin, Michael Wagener, Desmond Child, Status Quo, Kiss, Rod Stewart, Slash, Axl Rose, Jim Peterik, Steve Vai y muchos otros hayan querido trabajar junto a él, es buena prueba de ello.
Alice ha mencionado en diversas ocasiones a Kane como su guitarrista favorito, y siempre han mantenido el contacto y una buena relación. De hecho, Roberts se hizo cargo de la portada del disco “Brutal Planet” en el 2000, y se ocupa de otros asuntos tales como el diseño de su página web! Incluso el propio Cooper llegaría a poner su voz a un personaje de un videojuego creado por Kane, llamado “The Lords Of Tantrazz”.
Son muchas las facetas y cualidades que posee este gran artista, como su coqueteo con el cine. Formó parte del reparto en la película de terror “Shocker” en 1989 (dirigida por Wes Craven), y estuvo muy cerca de obtener el papel de T-1000, el famosísimo Cyborg de metal liquido en Terminator 2! (finalmente interpretado por el actor Robert
Patrick).
El caso es que después de mantenerse alejado del negocio musical durante muchos años, le habíamos perdido la pista a este talentoso músico.
Así que decidimos ponernos en contacto con él en su actual residencia en Studio City (California). Un bonito lugar, en Los Angeles, a cinco minutos de Hollywood y a veinte de la playa de Santa Mónica. Porque cualquier excusa es buena para charlar con uno de los guitarristas mas entrañables de la escena del rock duro norteamericano.
Es verdaderamente reseñable destacar la simpatía, profesionalidad y enorme amabilidad que Roberts muestra hacía esta publicación desde el primer momento, facilitando las cosas sobremanera y mostrando total humildad y sencillez.
Hola Kane! Antes de nada, es un enorme placer hablar contigo, admiro muchísimo todo tu trabajo!
Quisiera empezar preguntándote por las influencias que tenías cuando empezaste.
Escuchaba un montón de música diferente siendo un niño, e incluso ahora trato de absorber toda la música que puedo. Era fan de Led Zeppelin, Captain Beefheart, King Crimson, Jimi Hendrix, Blind Faith, John Coltrane, Love… todo lo que había. Hoy día escucho desde Rihanna a Meshuggah, pasando por A Perfect Circle, etc…
Leí en alguna parte que solías participar en partidas ilegales de Blackjack tratando de ganar algunos dólares para sobrevivir en tus primeros años en Nueva York. ¿Cómo recuerdas aquellos tiempos?
Bueno, yo no jugaba, yo era la banca, hacía de croupier e iba de hotel en hotel por todo Nueva York. Solía acabar de tocar en cualquier lugar de la ciudad (la mayoría de veces cobrando casi nada) y nada más finalizar me iba de cabeza para allí. En aquellas partidas habían tipos bastante conflictivos, pero tenía que pagar el alquiler y debía hacer esto si quería seguir pagándolo. Mi novia de entonces tuvo mucha paciencia, pero lo pasábamos bien… al final nos fuimos a vivir juntos a California.
Tu nombre se hizo popular en el mundo entero tras unirte a Alice Cooper en 1986. Una gran oportunidad para demostrar un enorme talento a la guitarra y también a nivel compositivo. ¿Eras realmente consciente del potencial que tenías?
Bueno, los músicos necesitamos creer en nosotros mismos. Eso es un elemento clave para el éxito. Se oye tanta negatividad en la vida… no importa lo que sea que busques. Así que el propósito de continuar el “viaje” toma un fuerte sentido. La cosa es que me dejé arrastrar por un impulso, nunca me he echado atrás ante ningún reto o oportunidad.
Sin embargo, recuerdo haber pensado que yo era un gran guitarrista hasta que me mudé a California y me di cuenta de la cantidad de increíbles guitarristas que habían allí. En seguida me sentí humillado y comencé a practicar durante cada minuto que tenía una guitarra en mis manos.
Una parte importante de tu personalidad siempre ha sido tu pasión por el culturismo. ¿Participaste alguna vez en competiciones o algo parecido?
El levantamiento de pesas llegó a convertirse en una obsesión para mí. Esta es mi personalidad, y era algo que compartía con Alice Cooper, cuando empezábamos con algo nos obsesionábamos. Nunca he competido ni he tenido la intención de hacerlo, pero sí que entrenaba con chicos y chicas profesionales (Bertil Fox, Tony Pearson, Cory Everson…)
Estabas de acuerdo con la imagen de “Rambo” que tu compañía trataba de ofrecer de ti? Alice dijo una vez que quizá eso pudo perjudicarte de cara al éxito que podrías haber cosechado tras dejar su banda, ya que para mucha gente era un “look” un tanto bizarro, ¿Qué opinas tú de eso?
La verdad es que yo entonces no tenía ni idea de que me pareciera a Rambo, y cuando me percaté de ello me eché a reír con ganas. Independientemente de lo que cualquiera piense, la música es lo más importante para mí, y creo que eso se hizo más y más evidente con el paso del tiempo.
Creo que mi aspecto fue una de las razones por las que nos llevamos tan bien Alice, Shep (Gordon) y yo. Ellos siempre iban a contracorriente y vieron que yo no respetaba lo que se suponía que era la moda, eso fue un gran gancho para nosotros.
Tras dos excelentes discos con Alice Cooper, decidiste abandonarle para iniciar tu carrera en solitario. Grabaste dos álbumes sensacionales, que yo personalmente siempre he pensado que merecieron mejor fortuna y reconocimiento. ¿Confiabas ciegamente en tu
propio material?
Sí, bueno… como siempre yo me liaba con todo. La vida tiene una manera de enviarte allá donde tengas que estar, así que estoy muy agradecido por haber tenido la oportunidad de tocar tanta música y conocer a toda la gente que he conocido por el camino.
Eres un tipo afortunado, has trabajado, girado o grabado con leyendas como Paul Stanley, Bon Jovi, Desmond Child, Axl Rose, Rod Stewart, Steve Vai y tantos otros… Seguro que tienes muchísimas anécdotas interesantes y divertidas que contar! ¿Podrías contarme alguna?
Una vez en una zapatería en Melrose Street en Hollywood, me encontré con Gene Simmons. Él y yo ya nos habíamos emborrachado juntos en alguna ocasión así que nos dijimos hola y nos quedamos ahí de pie en silencio. A lo que Gene me dice: “Sabes? No importa lo grande que seas, si tengo una pistola tus músculos no te servirán de mucho”. Su mujer Shannon, que estaba detrás de él, hizo un giro de ojos (muy gracioso) y todo el mundo en la tienda nos miraba esperando a ver que pasaría a continuación, por lo que yo le dije: “Joder, tienes razón, pero sabes? yo también tengo un arma, así que estás muerto Gene!”. Y nos echamos a reír!
Componer “Take it off” con Paul Stanley fue una verdadera experiencia, durante un tiempo salíamos por ahí juntos, y yo no dejaba de pensar: “Hey! voy al cine con Paul Stanley! Que pasada! …Sí vale, ok, parezco un verdadero obseso!
Cuando desapareciste del panorama musical, hubo mucha gente que llegó a pensar que habías muerto. Pero lo cierto es que has estado ocupado haciendo otras cosas, trabajando como diseñador gráfico y programando videojuegos ¿Te cansaste de la industria musical?
Me cansé de la parte del negocio de la música, cualquiera podría decirte lo agotador y aburrido que es. Aunque el estado actual de la industria me da muchas esperanzas de que un nuevo modelo de negocio pueda resurgir de las cenizas.
También has actuado en películas, incluso has trabajado para el genial Wes Craven! Pero… ¿Es cierto que estuviste a punto de participar en Terminator 2? ¿Cómo fue eso?
Hice tres audiciones para Terminator 2. Llegué a la etapa en la que te ponen en la película y el director echa un vistazo, pero al final eligieron al otro tipo!
Trabajar con Wes fue un sueño hecho realidad, porque “Las colinas tienen ojos” (la original), siempre ha sido una de mis películas de terror favoritas!
Tu último proyecto se llamó Phoenix Down, con el que editaste un álbum en 1999. Han pasado ya casi trece años de esto, ¿para cuando un nuevo disco bajo tu nombre? Tengo muchísimas ganas de escuchar nuevo material y de verte pronto en directo aquí en España! Serás bien recibido señor Roberts!
Sí, bueno… los fans saben que he estado grabando, pero no estoy demasiado contento con los resultados, por lo que de momento tendrá que esperar.
Tengo unas cuantas reediciones que saldrán con temas extras. Primero el “Saints and Sinners” y a continuación el de “Phoenix Down”. Ambos con temas inéditos, como una que grabé con Kip Winger y Michael Wagener en el pasado.
Hay algunas sorpresas de camino, así que estad atentos!
Ah! Y dile a todo el mundo que quiero tocar en España… Así que llevadme para allí!
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Y&T “Facemelter Tour” – Sala Durango (Valencia) 06-11-10
(Texto publicado en La Olla Music Rock Magazine nº: 42)
Hay pocas bandas hoy en día que sean capaces de mantener una forma tan envidiable en directo como Y&T. Con una colección de canciones absolutamente extraordinarias como las que conforman su repertorio, uno no puede objetar absolutamente nada. Y menos aún cuando tras más de 35 años, Dave Meniketti, el líder indiscutible de estos californianos, ha sabido mantener dignamente a flote su barco, incluso hasta cuando el temporal no era precisamente favorable. Siempre al frente, y afrontando diversos cambios de formación, actualmente él es el único superviviente que se mantiene a bordo.
Yo ya había tenido la fortuna de poder verlos allá por el 2003, cuando vinieron por primera vez a Barcelona (ciudad por la que inexplicablemente ya no pasan), y por aquél tiempo aún formaban filas el batería original Leonard Haze, y el bajista de toda la vida, Phil Kennemore. Éste último, de hecho, ha sido baja de última hora debido a una grave enfermedad que lamentablemente sufre, y de la que deseamos que se esté recuperando. Sin embargo era la primera vez que esta banda legendaria pisaba tierras valencianas, por lo que era fácil imaginar que su visita iba a generar un fuerte entusiasmo y una gran expectación, especialmente para ese amplio sector de fans que llevaba una vida entera deseando verlos. Y así fue, pues la sala Durango, ubicada en la pequeña localidad de Meliana, se llenaría en el primer minuto en el que abrió sus puertas.
Arrancaron con un demoledor “On with the show”, el tema que abre su nuevo álbum “Facemelter”, lanzado este mismo año, y que demuestra como Y&T siguen siendo una grandísima maquina de fabricar buen rock. Y es que su set list, sería toda una delicia de clásicos inmortales que enloquecería a una ya de por sí enloquecida audiencia. Los cortes nuevos, sonaron tremendamente bien, y fueron muy bien recibidos por el público. Especialmente el acertadísimo single “I’m coming home”, y esa bonita balada que es “If you want me”. Un talento descomunal como el del señor Meniketti siempre es garantía de calidad, un ejemplo de asombrosa autenticidad. Con su guitarra es capaz de hipnotizar a cualquiera, dando constantes lecciones de buen gusto, y mostrando todavía un poder vocal verdaderamente excelente.
Sustituyendo a Phil, se encontraba un tipo desconocido para la gran mayoría, Brad Lang. Aunque lo cierto es que no se trataba precisamente de un novato, pues hablamos del hombre que se hacía cargo del bajo en los míticos Jet Red. Y a la otra guitarra, John Nymann, ocupándose mayoritariamente de las rítmicas, pero luciéndose también de tanto en tanto con algún más que sobresaliente solo. Hay que recordar que John también se encarga de las guitarras en la “Eric Martin Band”. De los temas de siempre, el triunfador de la noche para muchos sería el apoteósico “I believe in you”, toda una exhibición de la finura de Dave, de la sensibilidad de un músico, de un mago de su instrumento, una muestra de verdadero arte. Las ovaciones hacia estas estrellas del rock mas genuino fueron constantes a lo largo de toda la noche, y digo lo de estrellas porque nos hicieron tocar el cielo en mas de una ocasión, con todos esos himnos esenciales de su intachable trayectoria. Hablo de genialidades como “Midnight in Tokio”, “Mean Streak”, o aquél gran hit del 85, “Summertime girls”.
Lo cierto, es que es bien difícil defraudar cuando se tienen tantos temas efectivos, potentes y dinámicos como “Eyes of a stranger”, “Rock & Roll’s gonna save the World”, o la eterna “Forever”, que como es evidente sería uno de los puntos álgidos del show. Pero es que su repertorio no tiene desperdicio alguno, no cojea por ningún lado, “Black tiger”, “Rescue you”… todas esas canciones son absolutas piezas gloriosas, joyas del rock duro, de ese que tanto veneramos y amamos, son parte de la vida de muchos de nosotros. Y es bien sabido por todos que Dave Meniketti no necesita demostrar nada a estas alturas, nos enseñaría mucho sobre clase y categoría. Una bonita “I’ll cry for you”, sería su instrumental elegida para tal efecto. También nos regalaron una preciosa “Winds of chance”, interpretada únicamente con la guitarra de John Nymann y la conmovedora voz del maestro Dave, un momento entrañable, sin duda.
Definitivamente, Valencia tuvo una noche inolvidable, mezcla de sudor, de humo, de alcohol… de rock con mayúsculas. Y nada más y nada menos que de la mano de una de las mejores bandas que nos ha dado el Hard Rock Americano en sus mejores y mas gloriosas décadas. Una cita que reuniría en un mismo lugar a diferentes generaciones de roqueros, a verdaderos amantes de la buena música en vivo, tanto de la vieja escuela como de las nuevas juventudes, porque al fin y al cabo, y parafraseando a los propios Y&T: …IN ROCK WE TRUST.
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Y and T
DEF LEPPARD + MÖTLEY CRÜE + STEEL PANTHER – LG Arena, Birmingham (England) 6-12-11
(Texto publicado en La Olla Rock Fanzine nº: 44)
El 2011 ha sido sin lugar a dudas, un año verdaderamente prolífico en lo que respecta a extraordinarios conciertos; pero cuando los astros deciden alinearse, sucede que, incluso aunque las cosas ya vayan bien, siempre puedan acabar mejor. Una bendita fortuna que nos aguardaría en un gran viaje hacia Inglaterra que ya antes de comenzar, se presumía antológico. Cinco días por tierras británicas, mas de quinientas millas recorridas, y un buen puñado de experiencias, precedieron nuestra última parada: Birmingham.Un fin de trayecto glorioso en el que tendríamos la oportunidad de ver en directo (y por primera vez juntos de gira), a dos gigantes del hard rock como Def Leppard y Mötley Crüe. Y abriendo cada noche, Steel Panther, una de esas bandas destinadas a asumir el reinado que quedará vacante el día que colosos como ellos falten.
Nos dirigimos al LG Arena, un gran pabellón a las afueras de la ciudad. Un lugar bonito y confortable en cuyo interior encontraríamos zonas para beber, para comer, para descansar… y hasta para jugar a los videojuegos! Aunque a mi personalmente, me bastaría con hacerme con unas patatas fritas y una buena pinta de Stella Artois.Localizamos nuestra posición en la grada derecha y esperamos cómodamente mientras se iba llenando la pista, a que hicieran acto de presencia en el escenario los primeros californianos de la noche. Bien cierto es que en una primera impresión, uno pueda tomarse un poco a broma a estos tipos llamados Steel Panther. Quizá sea por su actitud un tanto cómica, que parece parodiar todos los clichés de la típica banda surgida en los 80’s. Mucha imagen: pelos cardados, mallas de zebra, maquillaje, chulería… pero también es cierto, que detrás de todo eso y de tal cantidad de letras cargadas de sexo y descaro, hay mucho mas que comedia. Estos tíos son una pedazo de banda de los pies a la cabeza, me daba la sensación de estar viendo a los mejores Van Halen, pues no exagero si os digo que tienen la actitud, carisma y grandeza de estos.Debo reconocer que me impresionaron, y disfruté enormemente del poco tiempo que dispusieron, con fantásticos cortes de sus hasta ahora dos únicos álbumes. Temas como “Asian Hooker”, “Community Property” o “17 Girls in a Row”, parecen mejorar soberanamente en directo. Se despidieron con un agresivo “Death to all but Metal”, demostrando que en un futuro pueden posicionarse entre los mas grandes del panorama metálico.
Y con un público caliente y entregado, llegó el momento de que Mötley Crüe demostraran porqué tras treinta años siguen siendo uno de los principales referentes del rock duro angelino, y una enorme influencia para la mayoría de combos de perfil “sleazy” en lo largo y ancho del planeta. Hacía ya seis años de la primera y única vez que había tenido ocasión de verlos, así que tenía una gran curiosidad por ver su nuevo espectáculo. Lo primero que llama la atención es la enorme noria en la que se encuentra anclada la batería de Tommy Lee; una gigantesca estructura tras la que se sucederían proyecciones de gran impacto visual mezcladas con un llamativo juego de luces y fuego, creando momentos de mastodóntica gloria.Abrieron con “Wild Side” y “Saints of Los Angeles”, un gran arranque al que darían continuidad con tremendos clásicos como “Live Wire” o “Shout at the devil”; todos y cada uno de los cuales fueron arremetidos de forma impecable, la espectacularidad de su puesta en escena no hacía otra cosa que engrandecerlos mas (si cabe). Una nostálgica “Home sweet home”, interpretada de forma brillante, nos presentaba a Tommy Lee al piano, solitario en el centro del pasillo que sobresale del escenario, y con todas las luces enfocando hacia sus manos… Impresionante momento visto desde las gradas! Vince Neil la cantaría a su vera para mas adelante completarla a modo eléctrico, con Lee nuevamente a las baquetas.Un clásico imprescindible como “Looks that kill” precedería al reciente “Motherfucker of the year”, que daría paso a uno de los puntos álgidos del show: el solo de batería. Un solo que no destaco por su contenido en sí, pues tan solo se limita a recrear sencillos ritmos sobre una base discotequera (un tanto desafortunada, por cierto). La genialidad se encuentra en la alucinante noria que se pondría en marcha en ese preciso momento. Durante el trascurso del solo, el kit de batería iría dando vueltas a través del interior del enorme circulo poniendo cabeza abajo al loco de Lee, ¡menuda pasada! Pocas veces uno tiene la oportunidad de ver algo semejante. Aunque para suerte, la del privilegiado fan al que subieron para que lo viviera en sus propias carnes; un tal Tom; seguro que el tipo aún debe estar en una nube…! El tramo final nos reservaría éxitos como “Dr. Feelgood”, “Girls, Girls, Girls”, y un tema que la verdad no me esperaba: “Smoking in the boys room”. Como despedida: “Kickstart my heart”.
Y llegó la hora… Todo el mundo tiene bandas pendientes, y una de las mías estaba a punto de subirse al escenario que tenia delante de mis narices! Hace ya un buen puñado de años que Def Leppard se afincaron en los U.S.A haciendo enormes giras por allí y dejando bastante en el olvido a su publico europeo, una espina que al fin muchos lograríamos quitarnos con esta bendita gira por UK. “Undefeated”, uno de los temas inéditos incluidos en “Mirrorball”, funcionaría estupendamente como pistoletazo de salida. Pero mi adrenalina se dispararía varios niveles al escuchar “Rocket”, o su gran cover del “Action” de los Sweet. Alguna pincelada romántica con una balada como “When love and hate collide” sería también bien recibida. Y que decir de un clásico añejo como “Let it go”, o la épica “Gods of war”… Fue maravillosa la manera como unieron “Two steps behind” en formato acústico con “Bringin’ on the Heartbreak”, iniciada también “desenchufada” y finalizada a modo eléctrico, una unión que se vería completada con el instrumental “Switch 625”, donde Phil Collen y Vivian Campbell darían rienda suelta a sus guitarras, e incluso Rick Allen, con un corto pero efectivo solo de batería. “Hysteria”, “Armageddon It”, “Put some sugar on me” o “Animal” fueron varios de los clásicos que sonarían de su disco millonario en ventas del 87, dejando tan solo un tema del grandioso “Pyromania” (cosa que no me explico pues es un disco cargado de hits), ese tema sería “Photograph”.El caso es que por mas que pasen los años, sigue siendo inconfundible el sonido pulcro y cristalino que logra crear esta banda, su personalidad siempre ha sido única; y la calidad y finura de la que han hecho gala desde sus inicios, se mantienen ahí intactas; aunque también es cierto que noté ciertas limitaciones en la voz de Joe Elliot a la hora de llegar a alguna de las notas mas agudas; pero sería un detalle irrisorio y mas bien anecdótico, pues no mermaría en absoluto, de ninguna de las maneras, la sensación de estar viviendo uno de los momentos musicales mas maravillosos y reconfortantes del año.
Así que tal y como os decía al principio: Cuando algo va bien siempre puede acabar mejor… ¿Y porqué? Creo que os haréis una idea si os digo que terminaron con “Wasted”! ¿Alguien esperaba algo parecido? Lo dudo bastante.
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SCORPIONS “The Final Sting World Tour 2012” – Stuttgart (Germany)
(Texto publicado en La Olla Rock Fanzine nº: 45)
A principios del año 2010 se hacía publica una noticia de poderosa trascendencia para la comunidad metálica… la banda alemana Scorpions anunciaba su retirada de los escenarios después de una larga trayectoria de 45 años y mas de 75 millones de álbumes vendidos a sus espaldas.
Afortunadamente, un disco mas vería la luz: “Sting in the Tail”, al que le seguiría un largo tour mundial por los cinco continentes que se extendería alrededor de los dos siguientes años. Así que decidimos desplazarnos a tierras germanas para no quedarnos sin vivir un momento tan señalado para ellos, y sin duda para nosotros; en su tierra, con su gente, y con toda la emotividad que ello entraña.El Porsche Arena sería el recinto elegido en la ciudad de Stuttgart, un gran pabellón donde vienen celebrándose algunos de los mas importantes eventos que visitan el estado federado de Baden-Wurtemberg.Los encargados de abrir esta noche inolvidable fueron Eisbrecher, una banda de bastante tirón en Alemania que practica un metal industrial cantado en su lengua patria, y que ofrecieron un show potente y dinámico que debo reconocer me hizo pasar un buen rato.
Y con un recinto abarrotado en el que no cabía ni un alma (las entradas estaban agotadas), los famosos escorpiones ocupaban el escenario arremetiendo con el tema que abre y titula su último álbum de estudio, “Sting in the Tail”. A ésta le seguirían clásicos como “Make it Real”, “Is There Anybody There” o “The Zoo”, aunque si me he de quedar con una, destacaría “We’ll burn the sky” del “Taken by Force” del 77, que lograría ponerme los pelos de punta con esa clase, e intensidad que desprende… increíble! casi podía imaginarme entre la audiencia de aquél inolvidable “Tokyo Tapes”. Lo que mas me preocupaba era saber en que estado iba a encontrarme al señor Klaus Meine, cuyas cuerdas vocales se vieron resentidas en el ultimo tramo de la gira del año pasado. Un malestar que le obligó a cancelar varios shows en Francia y que afortunadamente estaba mas que solventado para esta ocasión, en la que disfrutamos de un Klaus en excelente estado de forma y alcanzando todas y cada una de las notas tal y como cuando tenía veinte años. El resto de la banda también brillaría en cuestiones de entrega y calidad, destacando especialmente el legendario Rudolf Schenker, que a sus 63 años corría con suma facilidad de una punta a otra del enorme escenario. Las carreras eran constantes junto al resto de sus compañeros, creando imágenes que ya están grabadas en las retinas de muchos de nosotros, como los eternos movimientos de izquierda a derecha de las guitarras de Rudolf y el fantástico Matthias Jabs, un sello ciertamente característico en su puesta en escena.
Otro de los puntos álgidos y en el que la emoción se volvió a apoderar de mis entrañas, sería durante la interpretación de la maravillosa “In Trance”, uno de esos temas inmortales que por mas años que pasen siempre se disfrutan como si fuera la primera vez. El medio tiempo “The Best Is Yet To Come” haría buena justicia a su nombre, pues lo mejor estaba por llegar… Y a ésta la seguirían dos delicadas piezas como “Send Me An Angel” y “Holiday”, la primera de ellas interpretada de forma acústica, y con momentos estremecedores de todo el pabellón cantando el estribillo al unísono, difícil describir la majestuosidad y grandeza que allí había concentrada! Mas clásicos como “Tease Me Please Me” o la enérgica “Hit Between The Eyes”, dieron paso al momento de lucimiento de su actual batería James Kottak, quien forma parte del grupo desde que Herman Rarebell lo abandonase en 1995. Kottak había formado parte de los primeros Kingdom Come, de Warrant y MSG entre otros, y la fuerza y actitud que desprende es digna de destacar. El tipo es en ocasiones, quizá demasiado alocado, pero cumple su labor con sobrada profesionalidad. Tras el solo de batería, “Blackout” sirvió de enlace para arremeter con “Six String Sting”, o lo que es lo mismo, el punzante y matador solo de guitarra del señor Jabs. Su veneno atravesó nuestra piel para acabar derivando en la inmensa “Big City Nights”…! Enorme! Y tras abandonar momentáneamente el escenario, volvieron para completar la faena interpretando una tras otra sus dos baladas mas populares: “Still Loving You” y “Wind Of Change”, que aunque quizá yo no las hubiese colocado juntas en el set list, pusieron los pelos de punta al estadio entero con toda esa carga de emotividad y nostalgia que emanan a cada nota.
Y es que la tristeza se agudizaba al pensar que quizá ésta sería la última oportunidad de poder vivirlas en directo. Pero toda celebración debe terminar de forma festiva, y para ello echaron mano a uno de los temas que en su día les encumbraría a lo mas alto: “Rock You Like A Hurricane”, y que pondría el punto final a una despedida que difícilmente podremos borrar de nuestra memoria. Aunque… ¿para que íbamos a querer algo así?
domingo, 13 de enero de 2013
ROCK THE NATION – ESSLINGEN AM NECKAR (GERMANY) – 18 JUNIO 2011
(Texto publicado en La Olla Music Rock Magazine nº: 43)
Algunas veces, resulta verdaderamente complicado dejar escapar la oportunidad de ver en directo a una de esas bandas que a uno le han marcado la vida. Y me refiero sobretodo, a esas míticas formaciones que probablemente, en más de una ocasión, habríamos aceptado con total resignación la imposibilidad de disfrutar jamás sobre un escenario. Aquí en España el solo hecho de pensar en reunir en un mismo cartel a cuatro “gigantes” como JOURNEY, FOREIGNER, KANSAS y NIGHT RANGER, resulta casi una utopía, pero afortunadamente, en otros puntos geográficos de Europa, lo que en nuestra tierra es inviable, allí es realidad, y un sueño cumplido para muchos de nosotros.La gira, además de por Alemania, también pasaría por otros países como Inglaterra, Irlanda, Bélgica, Italia, Suiza… y se ha presentado en todos esos lugares como una gira compartida por Journey (con su reciente álbum “Eclipse” recién estrenado) y Foreigner, probablemente las dos bandas más grandes e importantes que ha dado el A.O.R. en toda la historia del género.
Y a semejantes pesos pesados, se unirían (dependiendo de la ciudad), otras bandas de igual categoría y grandeza como Styx, en Inglaterra, o en este caso, los legendarios Kansas y los tremendos Night Ranger.
El pintoresco pueblo de Esslingen sería nuestro destino, una pequeña población de poco más de noventa mil habitantes, a unos diez kilómetros al suroeste de Stuttgart. Llegamos a eso de las 10:30, con tiempo de sobra para conocer el lugar, recorrer sus calles medievales, o admirar sus casas de piedra con tejados de madera… pero también, ¿por qué no? para degustar tranquilamente su gran variedad de cervezas de nombres impronunciables! El concierto se iba a realizar en una pista de hielo a las afueras del núcleo urbano, un camino al que se accedía perfectamente a pie dando un paseo al borde del río Neckar, rodeados de naturaleza y aire puro. El recinto llamado “RICHARD – HIRSCHMANN EISSTADION” era una especie de pabellón, cubierto pero abierto en su perímetro, y de unas dimensiones quizá algo reducidas para un evento de estas características, aunque finalmente acabaría resultando ideal para tal efecto.
A las seis de la tarde daba comienzo el espectáculo de la mano de NIGHT RANGER, y no fue hasta ese preciso momento en el que me di cuenta de lo que estaba a punto de suceder. Y es que a menos que seas de los E.E.U.U. o de Japón, difícilmente podrás decir haber visto a Night Ranger!! Sonaba el riff de “Midnight madness” y la locura y la emoción se apoderaron de mi persona, permaneciendo en estado de éxtasis ya hasta el final de la noche.“Sing me away”, “When you close your eyes”, “Don’t tell me you love me”… una tras otra, fueron descargando todas esas auténticas joyas del rock melódico. Tan sólo harían un inciso con “Growin’ up in California”, el single de su último álbum. El resto, clásicos, eso sí, pertenecientes a los dos primeros discos. Pero, ¿acaso alguien puede poner alguna pega a éxitos como “Sister Christian”, o “(You can still) Rock in America”…? Sinceramente, no. Brad Gillis demostró ser un guitarrista asombroso, pero también cabe destacar la buena labor del nuevo fichaje Joel Hoekstra, supliendo con creces el vacío dejado por Jeff Watson. Además, el percance que días atrás sufriera el carismático Jack Blades en el primer concierto de la gira (una rotura de ligamento en una pierna), no le dejó secuela alguna, y tocó de pie sin ningún tipo de dificultad. Por lo que el único aspecto negativo del show de los americanos sería la corta duración del mismo, aunque la verdad es que no podíamos quejarnos.
Acto seguido, KANSAS subirían al escenario. La banda de Topeka comandada por el talentoso Steve Walsh pareció ser especialmente bien recibida por el público alemán, que ovacionaba constantemente a estos veteranos del rock clásico, cuya primera referencia se remonta a 1974. “Magnus Opus” para empezar, seguida de la grandiosa “The point of no return”, supondrían un inicio grandilocuente y majestuoso en el que demostraron una calidad extraordinaria de forma. De la misma manera seríamos hipnotizados con temas más olvidados como “Hold On”, u otros excesivamente radiados como su famosísimo “Dust in the wind”, que emocionó a todos los allí presentes como era de suponer, aunque a mi particularmente siempre me ha dado cierta rabia que una gran mayoría tan solo conozca a esta gran banda por esa dichosa balada, y pase por alto el excelente material del resto de su catálogo.
Fue muy de agradecer que echaran mano a uno de los temas de su faceta más A.O.R, el “Fight fire with fire” de su “Drastic measures” del 83 (de la época en la que tenían como frontman a John Elefante). Todo un momentazo de auténtico lujo que daría paso a un final de altura con una obra maestra del rock como “Carry on Wayward son”, ¡casi nada!
Nos encontrábamos en el epicentro del festival, y la segunda mitad era de vértigo! FOREIGNER aparecieron sobre las tablas ¡y de qué manera…! “Double vision”, “Head games”, o “Cold as Ice” nos hicieron gozar hasta cotas inimaginables ¡vaya comienzo! Y si había alguien que pensara que el señor Lou Gramm era insustituible, probablemente cambiaría radicalmente de opinión después de ver a un vocalista de la talla de Kelly Hansen, todo un portento poseedor de una voz de oro, y que en directo se crece aún más. Espectacular sería la palabra para describir la grandeza del ex Hurricane, menudo animal del escenario. El resto de la banda mostró un nivel que rayaba la perfección, empezando por el líder Mick Jones, un genio que ha sabido dirigir convenientemente a Foreigner por la buena dirección, y cuya guitarra hizo vibrar a todo el estadio a través de las incontables obras maestras que conforman su repertorio. Hablo de “Waiting for a girl like you” o “Starrider”, con un solo estremecedor del gran maestro. La noche estaba que ardía, y no había para menos, “Feel like the first time” o “Urgent” son maravillas que no pueden dejar a nadie indiferente. Y ya en su recta final una auténtica canción de amor como “I want to know what love is”… sin palabras. Aunque terminarían de manera bastante mas enérgica, reservando nada más y nada menos que “Hot blooded” y “Juke Box hero”. Después de haber visto todo esto, la sensación de satisfacción no podía ser mayor, y resultaba increíble pensar que los siguientes en pisar las tablas iban a ser los mismísimos JOURNEY.
Y demostrando querer ir a por todas, sabiendo lo caliente que estaba el público, debían echar toda la carne en el asador. Y vaya si lo hicieron, “Separate Ways” ¡para empezar! Menuda manera de abrir fuego.Los teclados de Jonathan Cain daban paso a otro corte magistral como “Ask the lonely”, y acto seguido arremeterían con “City of hope”, el bien elegido single de su flamante nuevo álbum “Eclipse”. De ese recién estrenado disco tan sólo caerían dos temas, el resto clásicos como “Lights”, “Wheel in the sky”, o “Mother, father” cantada por el extraordinario batería Deen Castronovo, que además de un poderoso instrumentista es un gran vocalista dotado con una voz privilegiada. Pero para voces, la del último en subirse al barco de Journey, el filipino Arnel Pineda.
Es verdaderamente sensacional como se ha adaptado al grupo este hombre, con un registro espectacular de corte muy parecido al añorado por muchos Steve Perry, pero con su propia personalidad. En los discos está a la altura de las circunstancias, pero al verlo en vivo a uno le queda claro que también anda bien sobrado en ese terreno. Como punto negativo habría que destacar que la banda de San Francisco no gozó precisamente del mejor sonido, al menos no del que cabía esperar. Quizá estuvieron a un volumen un tanto más elevado, y eso les hizo perder algo de definición y claridad en su actuación. Aunque ese pequeño detalle no ensombrecería ni mucho menos su grandeza al interpretar piezas mágicas como la super balada “Faithfully”, capaz de enamorar a quien la escuche. Neal Schon, pese a no ser un guitarrista que se mueva en exceso, cumplió su cometido con creces y se erigió como ese gran músico que siempre ha demostrado ser, su genuino estilo y personalidad son inconfundibles, y en temas como “Be good to yourself” dio buena muestra de su habilidad a las seis cuerdas, de su clase y actitud. Y el final se aproximaba (por más que nos doliera…), y tal y como era de imaginar guardaron en la recamara dos auténticos hits en potencia como “Any way you want it” y “Don’t stop believin’”, una buena manera de poner fin a una jornada inolvidable del mejor y mas mágico A.O.R. que se haya hecho jamás… aunque uno siempre se quede con ganas de escuchar tal o cual canción, lo cierto es que no se puede contentar a todo el mundo. Pero haciendo referencia a precisamente el último tema de la noche, lo mejor que podíamos hacer era no dejar de creer… Porque a veces, por imposible que pueda parecer, los sueños terminan haciéndose realidad.Xavi Méndez
Algunas veces, resulta verdaderamente complicado dejar escapar la oportunidad de ver en directo a una de esas bandas que a uno le han marcado la vida. Y me refiero sobretodo, a esas míticas formaciones que probablemente, en más de una ocasión, habríamos aceptado con total resignación la imposibilidad de disfrutar jamás sobre un escenario. Aquí en España el solo hecho de pensar en reunir en un mismo cartel a cuatro “gigantes” como JOURNEY, FOREIGNER, KANSAS y NIGHT RANGER, resulta casi una utopía, pero afortunadamente, en otros puntos geográficos de Europa, lo que en nuestra tierra es inviable, allí es realidad, y un sueño cumplido para muchos de nosotros.La gira, además de por Alemania, también pasaría por otros países como Inglaterra, Irlanda, Bélgica, Italia, Suiza… y se ha presentado en todos esos lugares como una gira compartida por Journey (con su reciente álbum “Eclipse” recién estrenado) y Foreigner, probablemente las dos bandas más grandes e importantes que ha dado el A.O.R. en toda la historia del género.
Y a semejantes pesos pesados, se unirían (dependiendo de la ciudad), otras bandas de igual categoría y grandeza como Styx, en Inglaterra, o en este caso, los legendarios Kansas y los tremendos Night Ranger.
El pintoresco pueblo de Esslingen sería nuestro destino, una pequeña población de poco más de noventa mil habitantes, a unos diez kilómetros al suroeste de Stuttgart. Llegamos a eso de las 10:30, con tiempo de sobra para conocer el lugar, recorrer sus calles medievales, o admirar sus casas de piedra con tejados de madera… pero también, ¿por qué no? para degustar tranquilamente su gran variedad de cervezas de nombres impronunciables! El concierto se iba a realizar en una pista de hielo a las afueras del núcleo urbano, un camino al que se accedía perfectamente a pie dando un paseo al borde del río Neckar, rodeados de naturaleza y aire puro. El recinto llamado “RICHARD – HIRSCHMANN EISSTADION” era una especie de pabellón, cubierto pero abierto en su perímetro, y de unas dimensiones quizá algo reducidas para un evento de estas características, aunque finalmente acabaría resultando ideal para tal efecto.
A las seis de la tarde daba comienzo el espectáculo de la mano de NIGHT RANGER, y no fue hasta ese preciso momento en el que me di cuenta de lo que estaba a punto de suceder. Y es que a menos que seas de los E.E.U.U. o de Japón, difícilmente podrás decir haber visto a Night Ranger!! Sonaba el riff de “Midnight madness” y la locura y la emoción se apoderaron de mi persona, permaneciendo en estado de éxtasis ya hasta el final de la noche.“Sing me away”, “When you close your eyes”, “Don’t tell me you love me”… una tras otra, fueron descargando todas esas auténticas joyas del rock melódico. Tan sólo harían un inciso con “Growin’ up in California”, el single de su último álbum. El resto, clásicos, eso sí, pertenecientes a los dos primeros discos. Pero, ¿acaso alguien puede poner alguna pega a éxitos como “Sister Christian”, o “(You can still) Rock in America”…? Sinceramente, no. Brad Gillis demostró ser un guitarrista asombroso, pero también cabe destacar la buena labor del nuevo fichaje Joel Hoekstra, supliendo con creces el vacío dejado por Jeff Watson. Además, el percance que días atrás sufriera el carismático Jack Blades en el primer concierto de la gira (una rotura de ligamento en una pierna), no le dejó secuela alguna, y tocó de pie sin ningún tipo de dificultad. Por lo que el único aspecto negativo del show de los americanos sería la corta duración del mismo, aunque la verdad es que no podíamos quejarnos.
Acto seguido, KANSAS subirían al escenario. La banda de Topeka comandada por el talentoso Steve Walsh pareció ser especialmente bien recibida por el público alemán, que ovacionaba constantemente a estos veteranos del rock clásico, cuya primera referencia se remonta a 1974. “Magnus Opus” para empezar, seguida de la grandiosa “The point of no return”, supondrían un inicio grandilocuente y majestuoso en el que demostraron una calidad extraordinaria de forma. De la misma manera seríamos hipnotizados con temas más olvidados como “Hold On”, u otros excesivamente radiados como su famosísimo “Dust in the wind”, que emocionó a todos los allí presentes como era de suponer, aunque a mi particularmente siempre me ha dado cierta rabia que una gran mayoría tan solo conozca a esta gran banda por esa dichosa balada, y pase por alto el excelente material del resto de su catálogo.
Fue muy de agradecer que echaran mano a uno de los temas de su faceta más A.O.R, el “Fight fire with fire” de su “Drastic measures” del 83 (de la época en la que tenían como frontman a John Elefante). Todo un momentazo de auténtico lujo que daría paso a un final de altura con una obra maestra del rock como “Carry on Wayward son”, ¡casi nada!
Nos encontrábamos en el epicentro del festival, y la segunda mitad era de vértigo! FOREIGNER aparecieron sobre las tablas ¡y de qué manera…! “Double vision”, “Head games”, o “Cold as Ice” nos hicieron gozar hasta cotas inimaginables ¡vaya comienzo! Y si había alguien que pensara que el señor Lou Gramm era insustituible, probablemente cambiaría radicalmente de opinión después de ver a un vocalista de la talla de Kelly Hansen, todo un portento poseedor de una voz de oro, y que en directo se crece aún más. Espectacular sería la palabra para describir la grandeza del ex Hurricane, menudo animal del escenario. El resto de la banda mostró un nivel que rayaba la perfección, empezando por el líder Mick Jones, un genio que ha sabido dirigir convenientemente a Foreigner por la buena dirección, y cuya guitarra hizo vibrar a todo el estadio a través de las incontables obras maestras que conforman su repertorio. Hablo de “Waiting for a girl like you” o “Starrider”, con un solo estremecedor del gran maestro. La noche estaba que ardía, y no había para menos, “Feel like the first time” o “Urgent” son maravillas que no pueden dejar a nadie indiferente. Y ya en su recta final una auténtica canción de amor como “I want to know what love is”… sin palabras. Aunque terminarían de manera bastante mas enérgica, reservando nada más y nada menos que “Hot blooded” y “Juke Box hero”. Después de haber visto todo esto, la sensación de satisfacción no podía ser mayor, y resultaba increíble pensar que los siguientes en pisar las tablas iban a ser los mismísimos JOURNEY.
Y demostrando querer ir a por todas, sabiendo lo caliente que estaba el público, debían echar toda la carne en el asador. Y vaya si lo hicieron, “Separate Ways” ¡para empezar! Menuda manera de abrir fuego.Los teclados de Jonathan Cain daban paso a otro corte magistral como “Ask the lonely”, y acto seguido arremeterían con “City of hope”, el bien elegido single de su flamante nuevo álbum “Eclipse”. De ese recién estrenado disco tan sólo caerían dos temas, el resto clásicos como “Lights”, “Wheel in the sky”, o “Mother, father” cantada por el extraordinario batería Deen Castronovo, que además de un poderoso instrumentista es un gran vocalista dotado con una voz privilegiada. Pero para voces, la del último en subirse al barco de Journey, el filipino Arnel Pineda.
Es verdaderamente sensacional como se ha adaptado al grupo este hombre, con un registro espectacular de corte muy parecido al añorado por muchos Steve Perry, pero con su propia personalidad. En los discos está a la altura de las circunstancias, pero al verlo en vivo a uno le queda claro que también anda bien sobrado en ese terreno. Como punto negativo habría que destacar que la banda de San Francisco no gozó precisamente del mejor sonido, al menos no del que cabía esperar. Quizá estuvieron a un volumen un tanto más elevado, y eso les hizo perder algo de definición y claridad en su actuación. Aunque ese pequeño detalle no ensombrecería ni mucho menos su grandeza al interpretar piezas mágicas como la super balada “Faithfully”, capaz de enamorar a quien la escuche. Neal Schon, pese a no ser un guitarrista que se mueva en exceso, cumplió su cometido con creces y se erigió como ese gran músico que siempre ha demostrado ser, su genuino estilo y personalidad son inconfundibles, y en temas como “Be good to yourself” dio buena muestra de su habilidad a las seis cuerdas, de su clase y actitud. Y el final se aproximaba (por más que nos doliera…), y tal y como era de imaginar guardaron en la recamara dos auténticos hits en potencia como “Any way you want it” y “Don’t stop believin’”, una buena manera de poner fin a una jornada inolvidable del mejor y mas mágico A.O.R. que se haya hecho jamás… aunque uno siempre se quede con ganas de escuchar tal o cual canción, lo cierto es que no se puede contentar a todo el mundo. Pero haciendo referencia a precisamente el último tema de la noche, lo mejor que podíamos hacer era no dejar de creer… Porque a veces, por imposible que pueda parecer, los sueños terminan haciéndose realidad.Xavi Méndez
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