martes, 3 de agosto de 2010

Festes de la Mercé (25 Septiembre 2009 - Parc de la Ciutadella – Barcelona)







La diversidad de una Barcelona cada día más mestiza, con todas y cada una de las culturas que se entrecruzan en sus calles, es con toda probabilidad la razón principal de la variedad ofrecida en unos actos en los que de una forma cada vez mas arraigada, se mezclan multitud de razas y costumbres, conformando así un programa de fiestas ecléctico a la par que interesante dónde, como no, el Blues y el Jazz, brillarían con luz propia en un enclave mágico como el Parc de la Ciutadella.

Ésta era sin duda una cita ineludible para Crossroads, pues lo cierto es que el cartel era sumamente atractivo, poniendo a nuestro alcance la posibilidad de ver en un mismo escenario, y de forma totalmente gratuita, a alguno de nuestros mejores músicos, así como de figuras internacionales de la talla de Janiva Magness, una de las principales voces femeninas del Blues, o del nuevo maestro del Soul, James Hunter, quien se encargaría de cerrar una jornada que se auguraba memorable.
Llegamos aproximadamente a las 13:00, y lo primero que tendríamos oportunidad de ver, sería la actuación de un músico francés, quien bajo el nombre de Sebastopol “One Man Band”, nos ofreció un recital intimista a modo de “hombre orquesta”. Él solito tocaría guitarras y todo tipo de instrumentos de cuerda, al mismo tiempo que también cantaba, tocaba la harmónica, el bombo… o bromeaba y escenificaba constantemente, haciendo reír a la mayoría de los niños que poblaban las primeras filas. Su espectáculo, a diferencia del resto, se desarrolló en una pequeña carpa en otro punto del parque. Su propuesta sería al estilo del puro y añejo Blues de los viejos Bluesman de los años treinta, incluso en su vestuario. Un tipo curioso la verdad, con una gran personalidad y mucho sentido del humor, lo que se dice un “Showman” en toda regla, aunque nadie debería pasar por alto su talento y calidad, pues de dotes técnicas y “feeling” andaba sobrado.

No sería hasta las 18:30 de la tarde que volvería nuevamente la música al parque, esta vez en el escenario grande, dónde llegaría el turno de uno de los guitarristas de Blues más reputados y experimentados de Catalunya, Amadeu Casas, todo un veterano de la escena catalana, un músico excelente que ha formado parte de grandes bandas como Tandoori Lenoir, Loti Lewis, Big Mamma & The Blues Messengers, o More Strings. Junto a su “Strollin’ Band” disfrutamos enormemente, saboreando esa clase de blues que tanto le gusta a él (y a nosotros!), en la onda de T-Bone Walker, una de sus principales influencias. Temas mas pausados como “She’s The No Sleepin’est Woman”, o “Is You Is Or Is You Ain’t My Baby”… se entrelazaron a otros de corte más enérgico como “It’s A Low Down Dirty Shame”, “T Bone Shuffle” o “Strollin’ With Bone”. Derrochando clase y elegancia, vestido de un riguroso traje blanco y camisa negra, Amadeu mostró bien sus cualidades, y el acertado repertorio junto al buen gusto de todos sus músicos, entre quienes se encontraba otro clásico de la escena como August Tharrats (piano), hicieron de ésta, una actuación brillante.

Los horarios (es justo decirlo), se respetaron a rajatabla, lo cual es de agradecer. A las 20:00, se subían al escenario los siete integrantes del “Lluís Coloma Septet”.
El pianista de Sabadell, un auténtico virtuoso del instrumento, mostró nuevamente el porqué está considerado uno de los más grandes músicos de este país. Con un alucinante currículum a sus espaldas, Lluís Coloma es el mejor representante del Boogie Woogie en España, y se ha recorrido medio mundo ofreciendo conciertos espectaculares llenos de energía y emoción, dónde difícilmente jamás ha dejado a nadie indiferente. Incluso para los que no son muy devotos de las sonoridades del piano, poder ver en directo a este hombre único se convierte en una experiencia inolvidable.

Su quinto disco, “7 Nights at Central”, es una grabación en vivo que lo muestra en formato de trío. Sin embargo, aquí en Barcelona lo pudimos ver con su septeto, que incluye una sección de vientos, que en cierta medida, dosifica la sobrecarga de piano proporcionando más participación por parte del resto de la banda.
La permanente sonrisa de Lluís, se mantiene inalterable durante todo el set, dando la impresión de no estar costándole nada hacer lo que para la gran mayoría es algo tremendamente increíble y dificultoso. Sus manos vuelan sobre las teclas a una velocidad que cuesta imaginar, y gracias a una actitud que rebosa pasión por cada nota que pulsan sus ágiles dedos, contagió fácilmente a un público cada vez más entregado. Temas como “Hurricane’s Boogie” o “Bumble Boogie”, fueron buena muestra de su extraordinario talento. Hubo tiempo para todo, incluso para un potente solo de su habitual baterista Marc Ruiz.

También es digno de mencionar la gracia con la que siempre sabe entremezclar algunas tonadillas populares en sus largos desarrollos instrumentales, dejándonos claro a todos, de cómo le gusta jugar con el público a este mago del entretenimiento.

A las 22:00 en punto, la banda de Janiva Magness ocupaba las tablas, y por primera vez sobre este escenario, tendríamos a una banda sin sección de viento, más cruda y directa, más salvaje incluso. Con una audiencia ya absolutamente caliente, los músicos salieron al escenario a ofrecer su blues visceral y desgarrado, que encandilaría rápidamente a todos los allí presentes. Eso sí, a la que apareció ella, su presencia eclipsó todo lo imaginable. Janiva es una mujer espectacular, que a pesar de sus 52 años de edad, conserva una garra y un sex appeal que unidos a su arrolladora fuerza escénica, la convierten en una auténtica fiera capaz de devorar todo lo que encuentre a su paso.
Es una mujer tremendamente coqueta y presumida, de hecho tuve ocasión de saludarla tras la prueba de sonido y cuando le pedí posar para una foto me dijo que no, que me esperara a después del show pues tenía que ponerse guapa. Debo decir que ya lo estaba, aunque para cuando apareció en vivo horas después, su “look” era sin duda más sensual y rompedor, con unos cortísimos pantalones de leopardo, unos altísimos tacones de aguja y sin descuidar su pelo y su maquillaje, retocándose con su lápiz de labios cada cierto tiempo… Ahí entendí bien su negativa de por la tarde, aunque al final del show, nos volvimos a encontrar y se mostró simpática, muy amable y divertida, y me dijo: Gracias por la paciencia!

Janiva es una clarísima diva, quizá la nueva reina del Blues ahora que Koko Taylor tristemente ya no está entre nosotros. Por cierto, entrañable aquel momento de la noche en el que la señorita Magness tributaba a la inolvidable Koko cantando su mítico “Wang Dang Doodle”, mostrando su registro más duro, y poniendo la piel de gallina a más de uno (entre los que me incluyo). Era curioso ver como agitaba su abanico constantemente, quizá para recuperar el aliento que perdía a cada salto y carrera que se daba, casi nada!

También sonaron algunas maravillas de su anterior álbum como “Workin’ On Me Baby” o “I’m Just a Prisoner”, junto a clásicos como “Messin With My Bread”, y muchas otras de su fabuloso nuevo plástico (What Love Will Do), como “Get It, Get It” o “That’s What Love Will Make You Do”.
La banda al completo estuvo pletórica, y no tengo ninguna duda de que todos ellos, quedaron francamente satisfechos de la acogida por parte de un público que no escatimaba en ovaciones hacia semejante descarga. Y que decir de nosotros, pues lo que allí recibimos fue una sobredosis de buena música, como si de una inyección del mejor blues se tratara, directa al corazón, de las que cautivan el alma.

Y después de algo así, llegaba la hora de rebajar un poco la intensidad (que no la calidad), pues a las 00:00 James Hunter se presentaba ante la ya enfebrecida respetable audiencia. Los que ya sabían de él, tenían claro lo que representaba asistir a un concierto de este inglés tan entrañable. Una buena sesión de Soul dónde si hay algo que no falta es ritmo. Un ritmo que entra en tu cabeza, se mete en tu cuerpo, y de forma casi automática e instantánea te obliga a moverte al son de sus agridulces melodías; las mismas que te transportan 40 años atrás, como si te encontraras en una película de los años cincuenta, y nosotros formásemos parte de su banda sonora.
Desde luego escuchar la música de Hunter te evoca a tiempos pasados, a la época en la que encendías tu vieja radio y sonaban artistas como Sam Cooke, Ottis Redding o Bobby “Blue” Bland. Para todos los que como yo, por aquel entonces aún no habíamos nacido, poder ver en directo a este hombre representa lograr por unos minutos que nos creamos que para arrimarnos un poco más de la cuenta a la chica de turno debamos esperar a que toquen “la lenta”. Afortunadamente, todo eso ha cambiado mucho, aunque recuerdo muy bien como todas las parejitas que habían disfrutando de este “ Soulman” del siglo XXI, se acercaban sobremanera durante la interpretación de temas como “Tell Her” o
“Carina”… francamente emotivo.

De los tres discos con los que cuenta, sonarían buena parte de sus principales éxitos, aunque dando especial cobertura a su reciente trabajo “The Hard Way”, del que destacaría su tema título, o el fabuloso single “Don’t Do Me No Favours”, con un interesante solo que me recuerda ligeramente al estilo punzante del gran Albert Collins.
No hay duda de que tal y como imaginábamos, este festival fue todo un acierto, una maravillosa manera de despedir al verano, dar la bienvenida al otoño, y valorar una vez más la importancia que tiene, y la vida que nos da, la buena música en directo.

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