domingo, 7 de junio de 2009

AC/DC – Estadi Lluis Companys – 7 Junio 2009 – Barcelona


(Publicado en La Olla Rock Magazine n:39)


Aún hoy sigo preguntándome a qué fue debida esa extraña euforia desatada con AC/DC en este “Black Ice Tour”, una gira que nos ha traído a los australianos en dos ocasiones a Barcelona. Las cerca de 19.000 entradas de la primera fecha en el Sant Jordi volaron en cuestión de minutos, pero por lo visto debe de haber AC/DC-maníacos hasta debajo de las piedras, porque una segunda fecha en el estadio olímpico congregó a otras 62.000 personas más… lo curioso es que una gran mayoría parecía no tener que ver nada con el rock! Pero… esto qué es?? ¿Acaso de repente AC/DC se ha convertido en algo “cool” y moderno? ¿Vamos a tener que convivir con pijos sin criterio que se aferran a la moda de turno y hoy te llevan el politono en el móvil del “Highway to Hell” y mañana a basuras infumables como Nena Daconte o similares insultos al oído?? Por dios!!
Pero me centraré en el concierto… (que me caliento).

Abrieron los barceloneses Lilith, una vez más enchufados vete a saber cómo en otro gran evento, y tras ellos, una de las bandas más interesantes de la actualidad, “The Answer”, de los que espero disfrutar en otra ocasión en un lugar más pequeño, porque entre que no llevaban nada de espectáculo, era tan de día y yo estaba tan tremendamente lejos, es como si no los hubiera visto!

Al fin caía la noche, estaba a punto de dar comienzo el verdadero y esperado show. Se apagaron las luces del estadio y la cantidad de gente que portaba en sus cabezas los típicos cuernos luminosos tan característicos de la banda, iluminaban la pista de un rojo “infierno” ideal para la ocasión. En las pantallas gigantes, unos dibujos animados nos mostraban un tren que bajo el mando de un endemoniado Angus, iba incrementando su velocidad hasta perder el control, entonces una explosión iluminaría el escenario, donde acto seguido se estamparía la descarriada locomotora. Impresionante!!! Daba comienzo “Rock n’ roll train”.

Tras el nuevo single, un clásico como “Hell ain´t a bad place to be” para deleite de los que sentimos especial debilidad por la época de Bon Scott, seguido de otro como “Back in Black”, ya del catálogo con Brian Johnson. Sin duda un inicio rompedor.
“Big Jack”, otra de las nuevas, daba paso a más temas inmortales como “Dirty deeds done dirt cheap”, “Shot down in flames” o “Thunderstruck”.
Un detalle interesante era la pasarela que salía del escenario hacia casi la mitad de la pista, permitiendo a Angus y a Brian corretear por ella a su antojo durante toda la noche, los demás, como siempre, anclados a su porción de suelo, pero cumpliendo muy bien su papel y manteniendo la “máquina” bien engrasada.

Como ya es costumbre, también presenciaríamos el famoso striptease del pequeño de los Young durante “The Jack”…, retumbaron nuestros oídos con las campanas en “Hell bells”, y nos sorprendimos con temas menos habituales como “Dog eat dog”.
“You shook me all night long” pondría a prueba nuestras ya deterioradas gargantas, y después de algún corte nuevo más, (hay que reconocer que dieron bastante cobertura al ultimo álbum), joyas como “TNT” o “Whole lotta Rosie”, con la que sacaron su habitual muñeca hinchable gigante que en esta ocasión se postró sobre la humeante locomotora que presidía el inmenso escenario, parecía que se movía al ritmo de la música! Fabuloso.

La cañera “Let’s there be rock” sirvió de punto y aparte, con el tradicional solo de Angus, que apareció al final de la pasarela subido por una especie de elevador hasta la superficie, donde una vez allí y sin dejar de tocar, un juego de luces y fuego crearon una bonita imagen que culminó con miles y miles de papelitos que despedidos hacia el cielo y con el efecto de la luz parecían estrellas. Desde mi posición en lo más alto de las gradas estos detalles se magnificaban.

Se marcharon del escenario pero no tardarían en regresar, los bises, como no podía ser de otra forma, serían “Highway to hell” (aquí es dónde los pijos dijeron: Esta la conozco!), y “For those about to rock”, que suele ser la elegida para cerrar con toda su artillería del final, todo un cañonazo y nunca mejor dicho!

Abandonaron, ahora sí, definitivamente el escenario, y unos fuegos artificiales decorarían el cielo de formas y colores dejando claro, por si alguien aún lo dudaba de que AC/DC es puro espectáculo, pero sobre todo, y lo mas importante, auténtico ROCK (sí, sí, con mayúsculas).

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